Cerca de 800 personalidades de la cultura, el periodismo, la educación, el cine, las artes y la literatura presentaron en una conferencia el tema “En defensa de un gobierno democrático popular amenazado”
Allí un filósofo atribuyó el paro del campo a que al "establishment" le "molesta la política de derechos humanos" y denunció la utilización del conflicto para imponer un "protogolpe institucional". Y agregó en declaraciones a Télam: "Esto es asombroso, apenas les tocan un poco el bolsillo y se arma una revolución agraria y periodística".(sic)
Los que sobrevivimos la década del 70’ todavía nos pega mal la palabra “golpe”. Nos sacude el recuerdo “Rojo Sangre Violento” La coherencia indica que ESO NO VA más, ni en el pensamiento, ni en la palabra y mucho menos en la obra.
Padecemos de un virus nacional contagioso que al tratar de buscar la propia identidad, casi siempre, se termina en un diagnóstico sombrío.
En cuanto se juntan en libertad un grupo de argentinos a conformar un proyecto o simplemente en apoyo de algo, de inmediato aflora a la superficie la tinta negra de un panorama adverso en casi todos los órdenes: política, cultura, economía e inmediatamente salen a la luz innumerables horrores nacionales de los cuales deberían hacer un “mea culpa” de la que seguramente no quedarían afuera.
Padecemos de éste Virus Nacional integrado de un sistema económico erigido sobre la especulación, la fugacidad de la euforia política o el usufructo del gobierno de turno. Gobiernos, todos, poblados de personajes públicos y privados nefastos; Tipejos acostumbrados a merodear las fiestas del poder para lograr un decreto a favor de su empresa;, oportunistas que amasan fortunas a partir de la especulación financiera. Políticos de discursos prometedores de obras ficticias e irrealizables. Economistas del subdesarrollo esmerados en informar a través de los medios sofisticados tecnicismos que ocultan en el patio trasero, el drama social y el desempleo. Y de burócratas,, escondidos detrás de un vetusto escritorio, que para consolar su frustración personal, paralizan o cajonean expedientes con proyectos concretos.
Humilde y respetuosamente les pido a éstos agoreros de incierto futuro que piensen y elaboren estrategias para la grandeza de nuestra Argentina a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera.
Es un pedido de coraje que los situará en dimensión de Hombres de Bien.
Dejen de arengar encontronazos y divisiones entre hermanos. Quítenle la telaraña a esa pala nueva que nunca usaron. Apoyen y vuelvan a enseñar la CULTURA DEL TRABAJO antigua convicción de nuestros abuelos. No la de la ofensiva dádiva que al igual que en tiempos de esclavitud el individuo debe comer hasta donde ustedes le regalan. La única economía posible es la DIGNIDAD. Así entonces, el bienestar individual, familiar y colectivo será el trabajo digno y el esfuerzo de todos los días con el fin de eliminar definitivamente de nuestra enferma sociedad el VIRUS NACIONAL que es esta diaria sensación de que los trabajamos cada día más seamos cada vez mas pobres y que los que trabajan menos sean cada vez más ricos”
Allí un filósofo atribuyó el paro del campo a que al "establishment" le "molesta la política de derechos humanos" y denunció la utilización del conflicto para imponer un "protogolpe institucional". Y agregó en declaraciones a Télam: "Esto es asombroso, apenas les tocan un poco el bolsillo y se arma una revolución agraria y periodística".(sic)
Los que sobrevivimos la década del 70’ todavía nos pega mal la palabra “golpe”. Nos sacude el recuerdo “Rojo Sangre Violento” La coherencia indica que ESO NO VA más, ni en el pensamiento, ni en la palabra y mucho menos en la obra.
Padecemos de un virus nacional contagioso que al tratar de buscar la propia identidad, casi siempre, se termina en un diagnóstico sombrío.
En cuanto se juntan en libertad un grupo de argentinos a conformar un proyecto o simplemente en apoyo de algo, de inmediato aflora a la superficie la tinta negra de un panorama adverso en casi todos los órdenes: política, cultura, economía e inmediatamente salen a la luz innumerables horrores nacionales de los cuales deberían hacer un “mea culpa” de la que seguramente no quedarían afuera.
Padecemos de éste Virus Nacional integrado de un sistema económico erigido sobre la especulación, la fugacidad de la euforia política o el usufructo del gobierno de turno. Gobiernos, todos, poblados de personajes públicos y privados nefastos; Tipejos acostumbrados a merodear las fiestas del poder para lograr un decreto a favor de su empresa;, oportunistas que amasan fortunas a partir de la especulación financiera. Políticos de discursos prometedores de obras ficticias e irrealizables. Economistas del subdesarrollo esmerados en informar a través de los medios sofisticados tecnicismos que ocultan en el patio trasero, el drama social y el desempleo. Y de burócratas,, escondidos detrás de un vetusto escritorio, que para consolar su frustración personal, paralizan o cajonean expedientes con proyectos concretos.
Humilde y respetuosamente les pido a éstos agoreros de incierto futuro que piensen y elaboren estrategias para la grandeza de nuestra Argentina a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera.
Es un pedido de coraje que los situará en dimensión de Hombres de Bien.
Dejen de arengar encontronazos y divisiones entre hermanos. Quítenle la telaraña a esa pala nueva que nunca usaron. Apoyen y vuelvan a enseñar la CULTURA DEL TRABAJO antigua convicción de nuestros abuelos. No la de la ofensiva dádiva que al igual que en tiempos de esclavitud el individuo debe comer hasta donde ustedes le regalan. La única economía posible es la DIGNIDAD. Así entonces, el bienestar individual, familiar y colectivo será el trabajo digno y el esfuerzo de todos los días con el fin de eliminar definitivamente de nuestra enferma sociedad el VIRUS NACIONAL que es esta diaria sensación de que los trabajamos cada día más seamos cada vez mas pobres y que los que trabajan menos sean cada vez más ricos”
MARIA DEL CARMEN ELORZA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario